Término de Beratón.
En dirección contraria al macizo del Moncayo y hacia el pie de la Sierra del Tablado, parte una corta ruta que lleva hasta el paraje conocido como la «La Cruz de Los Ladrones». Aquí destaca un corpulento quejigo (Quercus faginea) donde hay sobre su corteza tres grandes y profundas tallas en cruz. El origen de estas cruces viene recogido en el romance de Beratón.
El 8 de febrero de 1.872 el «Tío Chupina», famoso bandolero de la comarca, y su banda entraron en la iglesia de Beratón cuando todo el pueblo estaba en misa. Mientras los lugareños permanecían retenidos en la iglesia, los bandidos saqueaban todo el pueblo. Después los ladrones pasaron a "reponer fuerzas" a una de las casas y mientras los vecinos lograban salir con sogas descolgándose desde el campanario. Una vez dado el aviso por los pueblos de alrededor se inició una persecución que finalizó con un tiroteo cerca del árbol centenario donde resultaron muertos 3 de los forajidos.
Un poco más abajo del quejigo de los Ladrones el arroyo se encajona en el barranco de la Atalaya, bajo la umbría del barranco buscan protección varias especies de plantas raras y árboles escasos en la zona como algunos tejos (Taxus baccata) y fresnos de hoja ancha (Fraxinus excelsior).
Para poder seguir por el barranco de La Atalaya es necesario ir dotado de cuerdas y del equipo necesario para realizar descenso de barrancos
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